Atentas al perfil de gastos de la clase ascendente brasileña, que corresponde a aproximadamente 100 millones de personas, empresas de muebles proyectados han percibido los nuevos sueños de consumo de ese público. Símbolo de estatus, las cocinas estilo americano ya hacen parte de los inmuebles de constructoras que atienden esa nueva demanda de los brasileños, incluyéndose entre ellos las viviendas del programa del gobierno federal Minha Casa, Minha Vida (Mi Casa, Mi Vida). Además de adquirir su casa, esta clase C hace también planos para decorarla, lo que  constituye  un desafío para el sector del mobiliario. Entre los expositores que participan en el proyecto Casa do Consumidor do Novo Brasil (Casa del Consumidor del Nuevo Brasil), entre ellos Bertolini, Bartzen Móveis, Pomzam y Móveis Stein, ya presentan líneas que unen precio accesible y visual impactante, con el uso de colores, tiradores con diseño diferenciado y variadas opciones de acabados. Empresas que atienden las clases A y B invierten cada año en la segmentación de sus fábricas, creando nuevas marcas que abarquen todos los niveles sociales. Con fuerte presencia en el mercado, algunos casos de éxito han logrado que se entienda lo que los emergentes buscan: más que el precio, los acabados deben ser valorados, incluyendo opciones que combinen láminas con vidrios y se haga uso de revestimientos vistos en las revistas  de decoración  Ese esmero tiene un motivo: apenas en 2011, la clase C consumió un billón de reales. De este valor 41.700 millones de reales fueron gastados en la adquisición de muebles y artículos de decoración.

Fontes:

Publicado em: 2012-02-17

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